Pocos cambios había esta semana en mi agenda hasta que esta mañana una llamada no esperada me dice que otra de las vacas de mi ganadería debe ser sacrificada. En esto de los negocios al aire libre y en los que manda alguien que no es el dueño siempre pierde el que mas trabaja y mas cuando los animales que sacrifican son de los que mas destacan. Esta semana hemos tenido algunos nuevos nacimientos, ya son pocos porque los animales ya faltan pocos que parir, y lo harán en los próximos días. Hemos colocado ya los postes de la nueva cerca, bastante trabajo, ya solo nos queda retocar algunas patas de los tiros y colocar la maya para que no se salgan las vacas. En cuanto a las ovejas siguen su marcha, están gordas y los borregos mas aun, quizás en unos quince días estén para quitarse con un buen peso. Los marranos presentan pocos cambios, nada mas que quieren comer, no hay quien los vea hartos, siempre están pidiendo mas de comer.
Pues así se dice por aquí, que los días de agua o se esta en la cantina o se esta en la fragua, como no hay perras para cantina, ni hierros que soldar, tendremos que seguir con la rutina. Alrededor de las ocho ya mi cuerpo comenzó a despertarse, no con muchas ganas de trabajar, pero si que había que hacerlo. Hoy tocaba ganado menor, aunque es menor también tiene su trabajo. Apenas he llegado a la finca lo primero ir a revisar las tres ovejas y ver si por gracia del espíritu santo ya me han parido. Todos me dicen que están demasiado gordas y por eso no quedan preñadas, otros que el carnero se ha hermanado con ella y no las cubre, la verdad es que yo no se mucho de esto. Por esto avisamos a un amigo pastor, quien me dio las borregas para que yo las fuera criando. Al parecer dice que están preñadas, de seguro una de ellas, de las otras dos parece que desconfía un poco. Yo ta había tomado medidas y aparte el carnero haber si se encela mas y así cuando se lo eche va mas potent
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