Tras una semana de pocos sueños y de mucho trabajo por fin llego ese aprobado veterinario que esperabamos, ya tenemos al menos seis meses tranquilos para sacar nuestro ganado y descansar despues de la larga paliza. Bajo minimos con esto de la pandemia pero con mas valor que nunca hemos pasado todo el ganado por la manga, hemos apartados los becerros grandes para el cebadero y cada vaca a su cerca, salvo las dos mas pistoleras que despues de apartarlas se han cambiado ellas misma de cerca en un descuido. En el ganado lanar, los borregos siguen comiendo como sino hubiese un mañana, solo nos falta echarle tiempo y que el comprador se acerque al menos al precio de lonja para cubrir gastos, aunque lo veo dificil. Los marranos los deberiamos de soltar, pero estan sin anillas y sin lugar en los que podamos comprar, esperemos encontrar una caja de las pequeñas y soltarlos a la hierba, estos dias de agua han hecho que los animales no se sientan comodos en donde comen.
Pues así se dice por aquí, que los días de agua o se esta en la cantina o se esta en la fragua, como no hay perras para cantina, ni hierros que soldar, tendremos que seguir con la rutina. Alrededor de las ocho ya mi cuerpo comenzó a despertarse, no con muchas ganas de trabajar, pero si que había que hacerlo. Hoy tocaba ganado menor, aunque es menor también tiene su trabajo. Apenas he llegado a la finca lo primero ir a revisar las tres ovejas y ver si por gracia del espíritu santo ya me han parido. Todos me dicen que están demasiado gordas y por eso no quedan preñadas, otros que el carnero se ha hermanado con ella y no las cubre, la verdad es que yo no se mucho de esto. Por esto avisamos a un amigo pastor, quien me dio las borregas para que yo las fuera criando. Al parecer dice que están preñadas, de seguro una de ellas, de las otras dos parece que desconfía un poco. Yo ta había tomado medidas y aparte el carnero haber si se encela mas y así cuando se lo eche va mas potent
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