Tras un domingo dedicado a la familia el lunes comenzamos con trabajo que nos quedo, debimos sacar los cinco cochinos que nos quedaron del invierno y cuando los pesamos casi nos da algo ya que la media es de dieciocho arrobas. También echamos de comer a gallinas y borregas además de echar un ojo a las vacas. Esta mañana ha tocado sacarlas a pastar y cuando ya estábamos encerrando el ganado es cuando comenzó la tormenta. No se si por suerte o no allí se disipo y desvió a los lado por lo que no afecto demasiado solo unos cuantos litros que han caído pero no ha sido muy brusca.
Pues así se dice por aquí, que los días de agua o se esta en la cantina o se esta en la fragua, como no hay perras para cantina, ni hierros que soldar, tendremos que seguir con la rutina. Alrededor de las ocho ya mi cuerpo comenzó a despertarse, no con muchas ganas de trabajar, pero si que había que hacerlo. Hoy tocaba ganado menor, aunque es menor también tiene su trabajo. Apenas he llegado a la finca lo primero ir a revisar las tres ovejas y ver si por gracia del espíritu santo ya me han parido. Todos me dicen que están demasiado gordas y por eso no quedan preñadas, otros que el carnero se ha hermanado con ella y no las cubre, la verdad es que yo no se mucho de esto. Por esto avisamos a un amigo pastor, quien me dio las borregas para que yo las fuera criando. Al parecer dice que están preñadas, de seguro una de ellas, de las otras dos parece que desconfía un poco. Yo ta había tomado medidas y aparte el carnero haber si se encela mas y así cuando se lo eche va mas potent
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