Lo que parecía un día tranquilo se convirtió en unas cuantas carreras. Como siempre nada mas salir el sol ya estamos en pie, cogiendo el coche para ir a la finca. Lo primero nada mas llegar es echar de comer a los cerdos, el novillo lesionado y las dos vacas con los mellizos. a continuación toca la cerca de arriba, echar una alpaca a esas que son las que peor escapan, es la cerca mas grande pero no hay ni una gota de hierba. Ya una vez terminado eso toca sacar a pastar a las de la cerca de abajo a la vega, como siempre es abrir la puerta y derechas a la linde, no se paran. Tras cuatro horas de pastoreo y mientras hacemos una poca de leña toca recogerlas, cosas que después de tanto tiempo debería ser fácil, pues no, dar en pararse y correr para un lado y otro y no hay medio, Tras un fatigoso esfuerzo entran a la cerca, pero faltan los dos becerros nacidos, la mejor opción echar las dos vacas fuera, ya vendrán a la puerta.
La hora de comer, por fin un momento de tranquilidad, pero cuando menos te lo esperas, aparecen las vacas del vecino mezcladas con las mía, lo propio apartar las vacas y echarlas a su cerca. Todo parece fácil, el problemas es que ese ganado en cuento ve a uno corren para todos lados y no hay cojones de apartarlas. Tras cuatro intentos y con la ayuda del dueño conseguimos sacarlas.
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