Apenas son las ocho de la mañana y ya voy camino del trabajo, hoy como siempre hay que echarles de comer y dar una vuelta. El día amanece con nubes y mucho aire, pero en esto del campo no hay tiempo malo. Llego a la finca a las nueve y media, ya los cerdos me esperan en la puerta gruñendo, parece mentira como saben que es hora de comer. Me cambio y hago los repartos de comida, un saco para pozo sin fondo, otro para la compañera, otro para el novillo cojo y lo de los cerdos. Ahora a echarles, que se ponen nerviosos. Los mellizos ya están berreando, la verdad es que para la poca leche que toman no se porque berrear tanto. Los dejo mamando mientras les echo a las de la cerca de arriba. al terminar veo que no hay nuevo nacimiento, por lo que ha seguir con la tarea. Voy a soltar las dos vacas y en ese momento el Capital le ladra y la vaca se viene a mi y casi me da un puntazo, son gages del oficio.
Ahora a sacarlas a pastar, esperemos que no nos den mucha guerra, pero como siempre nada mas abrir la puerta ya están a la carrera, no esperan a nada, hasta la vega sin bajar la cabeza, con toda la hierba que hay. Ya allí conseguimos pararlas y nos damos cuenta que una a abortado, y ya es la tercera vez seguida, así que a la lista negra que se apunta.
Comentarios
Publicar un comentario