Pues como la mala racha no se hacia esperar, hoy nos tocaba un dia normalito, de esos de rutina, pero que a ultima hora se torció demasiado. El día comenzo lloviendo, ya eran casi las nueve de la mañana cuando salíamos de casa derechos a la finca. Habia llovido toda la noche y con ganas, la vaca desollada había acertado, recuerdan. Apenas llegar a la finca hubo una tregua, por lo que había que darse prisa, me cambie y hacer las cosas lo mas rápido que se pueda para que no se moje la comida del ganado.
Tras cambiarnos comenzamos por el pozo sin fondo y la compañera. Estaban de barro hasta el corbejon, asi que decidimos que una vez que comieran echar a las dos y los mellizos pequeños a la calle. Ahora tocaba el toro, ver que hacer con él, decidimos echarlo con las vacas, sabíamos que se pegaría con el otro, pero mejor que riñan un poco a que se muera de pulmonía. Así hice, lo saque y tras diez minutos rascándose y enderezando chaparros conseguí echarlo para la cerca de arriba.
Cargamos la comida y a echarle el heno. Los dos toros grandes charoleses se quedaron en la puerta dándose de cabezazos mientras que nosotros echábamos de comer. Tras acabar comenzamos a destaramar hasta que terminamos aquellas encinas que quedaron el día anterior. Cuando íbamos a cambiarnos a otro sitio, comenzó a llover y mientras yo cortaba unos chupones de una encina vimos llegar a los dos charoleses, el grande le había pegado al chico, como era de esperar, pero en ese momento el avileño que no es mas que un novillo vio al otro derrotado y se fue a pegarse con este, comenzaron a cabecear y cuando el avileño se va a dar la vuelta con la pata apoyada el charoles le golpea en esta y lo tira al suelo. Enseguida corrimos a ver que le había pasado, el animal no apoyaba la pata por lo que lo llevamos a un lugar apartado. Estuvimos tocando y no parece partida, habrá que esperar a ver como evoluciona o si tiene daño que no hayamos podido ver.
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