Ya se acabaron las fiestas y como es normal hay que seguir con la rutina, otro día mas alrededor de estos animales tan entretenidos. Apenas son las ocho de la mañana y ya en pie esperando para ir a la finca y poder atender el ganado. Como se esta volviendo habitual con niebla meona o calabobo como aquí se llama. Un poco después de las nueve de la mañana ya en la finca, y para ya comenzar a extrañar una huella de tractor en la puerta, el vecino que ha venido. Como era de esperar no hace falta que nos diga, ya he visto a esa vaca fuera.
Nos cambiamos, nos ponemos la ropa de faena y buenas botas de goma y al lió, haber si con paciencia y sin mucho trabajo vuelve al atajo, lo dudo y así es. Para salirse sabe saltar bien la alambrada pero luego si la echas no quiere. si la vuelves a echar al mismo sitio pues se saldrá, así que lo mejor es cambiarla de cerca y echarla con las hermanas donde la alambrada esta mejor.
Revisamos la alambrada por si hay algún portillo mas y seguiremos con la faena. Toca echar de comer y calcular para cuantos días hay comida. Bien, un rápido conteo nos dice que hay comida aun para un mes, pero habrá que ir haciendo diligencia de traer antes que se termine.
Tras acabar de echar de comer y atender a las de los mellizos iremos haber si aquella vaca que ayer tenia síntomas de parto ya ha parido, bueno al parecer una de ellas aun no, pero la otra si, tiene una becerra de casi cien kilos, enorme. Le coloco el crotal y mediante el móvil por cañada la doy de alta, como bien indica la ley.
Por hoy ya damos por terminado, al menos en esta finca, me queda ir a atender a esas gallinas que esperan su comida, el carnero que esta aburrido sin sus ovejas y el capitán que la tendrá liada como siempre.
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